hay veces que te encuentras en un punto y no sabes cómo has llegado hasta ahí. de golpe, todo lo que conocías, lo que dabas por seguro y por lo que habías luchado y trabajado durante tanto tiempo, parece que se desvanece delante tuyo y no tienes ni idea de por qué. de repente te sientes vacío, perdido, sin rumbo, no sabes a qué agarrarte. en ocasiones ha sido un malestar que ha ido en aumento, alguna cosa en tu interior que ha ido cambiado y que ha servido para darte cuenta de que, lo que en un momento te satisfacía, ahora ya no te llena. otras veces te lo encuentras repentinamente, sin preparación previa ni tiempo para reaccionar; simplemente pasan cosas y lo que un día considerabas firme y sólido desaparece de sopetón.
en ese momento lo pasas mal, muy mal. necesitamos algunas certezas para funcionar o, por lo menos, yo las necesito. cuando te encuentras ahí no puedes volver atrás porque eso que te sostenía, lo que considerabas tu refugio, ya no está. qué haces entonces? pues das un paso enfrente y saltas al vacío, a lo completamente desconocido, pero con la confianza absoluta (o en este caso, la fe ciega) de que no caerás al «vacío»; de que alguien o algo (tú mismo, tus recursos, tus capacidades) impedirán que te estrelles; de que ahí abajo habrá una red que te sostendrá y te dará el impulso necesario para volverte a levantar y seguir hacia adelante; y de que habrá personas que estarán ahí para acompañarte y sujetarte en caso de que tropieces; personas que te animarán y te recordarán que todo pasa y que con las experiencias que vivimos nos hacemos más fuertes y más capaces. y poco a poco, al principio dudosa y todavía con mucho miedo, empiezas a andar otra vez. pasitos pequeños, algo temblorosos, pero pasitos al fin y al cabo. y sin saber cómo, sigues avanzando y te das cuenta de que tienes la ocasión de reinventarte y empezar de nuevo, y que lo nuevo no está tan mal, que es más fuerte y más sólido que lo que dejaste atrás.
en este último año me he sentido así en varias ocasiones en diferentes aspectos de mi vida. pero aquí estamos, seguimos vivos, dando pasitos pequeños pero cada vez más firmes hacia lo que queremos, lo que queremos de verdad. y continuamos avanzando, con fuerzas renovadas y la confianza repuesta.
lo nuevo siempre da miedo, por desconocido. pero no tiene por qué ser peor que lo que teníamos antes, al contrario.
hace tiempo que quería agradecer a todas las personas que este último año han estado aquí para acompañarme en estos procesos. mis más profundas y sentidas gracias, sin vosotras no lo podría estar haciendo. gracias.
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Ánimo y mucha fuerza!